1 de enero de 2011

La felicidad es un trayecto, no un destino.

Nos convencemos a nosotros mismos de que la vida será mejor después de cumplir tantos años, después de casarnos, después de tener un mejor empleo, después de tener hijos, de que los hijos no son lo suficientemente grandes y que seremos felices cuando lo sean. Después nos frustramos porque son adolescentes. Nos decimos que nuestra vida será completa cuando tengamos un coche o una casa mejor, cuando nos podamos ir de vacaciones, cuando estemos jubilados... La verdad es que no hay mejor momento para ser felices que ahora. ¿Si no es ahora, entonces cuándo? Alfred de Souza dijo: “Por largo tiempo parecía para mí, que la vida estaba a punto de comenzar, la vida de verdad. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que resolver primero, algún asunto sin terminar, tiempo por pasar, una deuda que pagar; entonces la vida comenzaría. Hasta que me di cuenta de que estos obstáculos eran mi vida”. Esta perspectiva me ha ayudado a ver que no hay camino a la felicidad, la felicidad es el camino. Así que disfruta cada momento y más cuando lo compartes con alguien especial, recuerda que el tiempo no espera a nadie. Así que deja de esperar hasta que termines la escuela, hasta que pierdas tantos kilos, hasta que tengas hijos, hasta que te cases, hasta que te divorcies, hasta el viernes por la noche, hasta el domingo por la mañana, hasta la primavera, el verano, el otoño o el invierno, o hasta que mueras, para decirte que no hay mejor momento que éste para ser feliz. La felicidad es un trayecto, no un destino. El pensamiento para el día: Trabaja como si no necesitaras dinero; ama como si nunca te hubieran herido. Y baila como si nadie te estuviera viendo.


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